Escribí estas líneas al pie del camino, a media ruta en la carretera 5 de Baja California, México.
Hoy es 16 de mayo, 10 días atrás arranqué una travesía en bicicleta con un par de amigos, vamos hasta La Paz, en esta aventura de unas cinco semanas.
La conexión de ciclos, círculos y repeticiones con una bicicleta es inmediata. Los círculos de un pedaleo entretejen en una trama que crece y se vuelve más compleja, con el potencial de convertirse en los viajes que me han puesto en la carretera los últimos años.
La rueda repite su rotación una o varias veces en cada pedaleo y yo repito mis travesías cada vez que se me cruza la oportunidad. Mi ciclo ha sido viajar, disfrutar, regresar a la ciudad, vivir un año antisabático, ahorrar y volver a viajar… y al mismo tiempo darme color de lo pequeño que soy en el globo terráqueo.
Hace unos días me encontré repitiendo el patrón, tomé el mismo vuelo de la Ciudad de México a Tijuana que hace seis años, fue mi primer viaje de este tipo, llevaba una bici vieja con 6 cambios, un poco de miedo y la compañía de 3 desconocidos que se convierteron en mejores amigos. Ahora, por momentos me dan ganas de ser tan inexperto como en esos días, de poder soltar la cuerda y no llevar todos los mapas en el móvil, de ir sin tanta herramienta. Quizá por eso, quizá por distracción, en este nuevo viaje me aventuro a pedalear sin tantos planes.
En 2012 la travesía fue de Sur a Norte. Mis primeros tres días consistieron en subir de San Telmo de Abajo al observatorio de San Pedro Mártir. La subida más pesada que he hecho en la vida. De 0 a 3000 metros de altura en solo 100 km. Ahora voy al Sur, pasé el observatorio por el otro lado de la montaña pero en esta ocasión no me tocó subir y en su lugar aparecen desiertos y mares que no conocía, cada travesía es única y más que tener una ruta planeada, se va escribiendo una historia de viaje con sorpresas, imprevistos y lecciones.
La noche antes de arrancar se tornó trágica por la noticia del asesinato de un par de biciviajeros, (un polaco y un alemán) en Chiapas. No tuve el gusto de conocerlos pero estoy seguro que murieron convencidos de que estaban haciendo lo que les apasionaba. La noticia es terrible pero me gusta imaginar que la mejor forma de honrar su muerte es seguir rodando.
Dejo por aquí unas cuántas fotografías de mis viajes, ruedas, círculos, repeticiones y al mismo tiempo se las dedico a Holger y Krsysztof.